martes, febrero 14, 2006

 

El día que las vacas vuelen

Duras negociaciones se llevan a cabo con nuestros hermanos brasileiros por el régimen automotor.

Se trata de tremenda pulseada en la que se juega el destino de gran parte de nuestra orgullosa industria metalmecánica y automotriz de bandera. Horas de tensa expectativa se viven en este sector tan importante para la Dignidad Nacional, que nos distingue, nos exalta, sobre chilenos, uruguayos, paraguayos, bolivianos, peruanos, etc.

El Pingüino deberá recurrir a todas sus artes, al refinado estilo KK, para vencer las artimañas y los oscuros designios de los industriales paulistas.

Prueba de ello es la presión que ejercen los negociadores brasileiros para que se fije una fecha para la liberalización total del mercado, que el Pastor Pingüino sabia y patrióticamente postergó sin plazos hace dos años.

Los negociadores brasileiros, con perversa astucia, reclaman al menos un horizonte a partir del cual la industria automotriz argentina pueda competir de igual a igual con su par del país del norte.

Tras muchas gestiones, tras muchos reclamos, la respuesta oficial por la que tanto clamaban, la fecha de la apertura al Mercosur de nuestra incipiente y orgullosa industria automotriz, fue determinada por el Pingüino:

El día que las vacas vuelen.

Está concesión llevó preocupación a las cámaras empresarias del sector, que reclamaron un período mayor para adaptarse a la competencia de la industria brasileira e hicieron votos para que la Argentina no vuelva a la senda de la apertura indiscriminada, que tanto daño causara.

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