Blogovido

Vías separadas han escogido los dos socios principales del Mercosur, la hermandad ha sido dejada de lado. Nuestro sobrio e íntegro ministro de relaciones exteriores ha debido mostrar los agudos dientes de nuestra Patria a los prepotentes del Palacio de Planalto; a aquellos quienes buscan frustrar nuestra lúcida política de desarrollo. Por vitales cuestiones geopolíticas y geoestratégicas, no podemos ceder al coloso amazónico campo alguno. Ya tenemos suficiente con los chinos. Debemos seguir los sabios preceptos que se desprenden de la Doctrina Nacional Ovejerista y del novel y coherente concepto argentino de la Integración Desintegrada. ¡Sin Dignidad Nacional no hay desarrollo! Así como nuestros hermanos/rivales/socios, debemos autoabastecernos de automóviles, cemento, zapatos, lavarropas, camisas, heladeras, azúcar, muebles de mimbre, pollos, lámparas y hasta de bananas. Y es que, pensándolo bien, ¿para qué queremos al Mercosur? Si es para proveernos de aquellos productos en los que nuestros hermanos/rivales/socios tienen ventajas comparativas y exportar aquellos en los que nosotros las tengamos, debemos reconsiderar el acuerdo comercial (ignorarlo). Nada ni nadie debe postergar a nuestro sabio proyecto industrial centralmente planificado gemelo del brasilero y a nuestros planes quinquenales de los cuatro años. Unámonos en un grito ¡Vivamos con lo Nuestro, Vivamos!