miércoles, febrero 08, 2006
Asado para todos
Nuestro líder y protector, garante de nuestra religión y nuestros valores ovinos, el Pastor Pingüino, nos ha vuelto a salvar de las garras de ignominiosos enemigos del Rebaño, siguiendo la huella del Gran Pastor.
Nuestra fe ovina, amenazada por la oligarquía vacuna, sus oscuros planes y su innoble afán de ganancias extraordinarias, ha sido amparada por astutas, ingeniosas y elaboradas medidas instrumentadas por el Gobierno Nacional.
El asado nacional y popular, fuente de toda razón y justicia, seguirá estando al alcance de todas y cada una de las ovejas.
Y no sólo de asado vive la oveja, el Pingüino en persona conduce las arduas negociaciones, retenciones en mano, que mantendrán los precios justos y solidarios de los productos insustituibles de la canasta ovina. Se acabaron los aumentos de precios de productos tan caros a nuestra sensibilidad ovina como las galletitas Boca de Dama, el cacao en polvo, en endulzante artificial (para las ovejas gorditas), las salchichas (panchovino), la crema de afeitar (así lo querría Pedro el Grande), las pilas AA para los iPods y la más que irreemplazable cerveza.
Podemos erigir tranquilos nuestros altares paganos, encender los carbones y sacrificar sobre ellos una tira de asado, unos choris y un bife mariposa. Amén.
Nuestra fe ovina, amenazada por la oligarquía vacuna, sus oscuros planes y su innoble afán de ganancias extraordinarias, ha sido amparada por astutas, ingeniosas y elaboradas medidas instrumentadas por el Gobierno Nacional.
El asado nacional y popular, fuente de toda razón y justicia, seguirá estando al alcance de todas y cada una de las ovejas.
Y no sólo de asado vive la oveja, el Pingüino en persona conduce las arduas negociaciones, retenciones en mano, que mantendrán los precios justos y solidarios de los productos insustituibles de la canasta ovina. Se acabaron los aumentos de precios de productos tan caros a nuestra sensibilidad ovina como las galletitas Boca de Dama, el cacao en polvo, en endulzante artificial (para las ovejas gorditas), las salchichas (panchovino), la crema de afeitar (así lo querría Pedro el Grande), las pilas AA para los iPods y la más que irreemplazable cerveza.
Podemos erigir tranquilos nuestros altares paganos, encender los carbones y sacrificar sobre ellos una tira de asado, unos choris y un bife mariposa. Amén.
