viernes, octubre 07, 2005
Se van pero el agua se queda
La Argentina entreguista y condenada al fracaso es ya parte de un pasado que no debemos olvidar. Y los franceses parecen ser malos perdedores.
Luego de una larga batalla, el Pingüino forzó la retirada de la firma Suez, neutralizando de esta forma los avanzados planes franco-trasandino-sionistas para extraer nuestro oro transparente y trasvasarlo del Acuífero Levingston fronteras afuera.
El embajador de Francia, en un remedo de la diplomacia de las cañoneras, juzgó con incomprensible desdén al Pastor Pingüino de “populista” y "un poco sesentaiochista".
Estas acusaciones huelen muy mal. Todos sabemos que los conspiradores desestabilizadores han tratado de manchar la inmaculada trayectoria del Pingüino (y señora) con turbias e insostenibles acusaciones de clientelismo político.
“Olvidan” que el Pingüino declaró la guerra sin cuartel a tales prácticas, ocupándose sólo de satisfacer las interminables demandas insatisfechas con su proverbial pico vertedor. Buscan también confundir al Rebaño, el Pingüino (y señora y hermana) son setentistas, no sesentaiochistas.
Y es que el gobierno de Francia sangra por la herida. Ya no podrán contar con el planeado saqueo del agua dulce argentina para solucionar sus interminables problemas de estancamiento, desempleo e inquietud social. Dominic De Villepin, frustrado, ordenó un escarmiento.
Casi podemos confirmar que la República Francesa, ante la humillante derrota que le propinara el Pingüino, decidió con malicia unirse a la campaña difamatoria de la ANK que lidera el malandrín y profesor de cachiporra Neurus. Buscan derrocar al Pingüino y colocar en el sillón pastoral a otro vendepatria.
Pero Cristina Pingüina encabezó la contraofensiva, recordándole al “olvidadizo” diplomático que “tiene que saber que está en un país soberano”, y no en una republiqueta irrelevante, como algunos cipayos nos quieren hacer creer.
¡Ya van a venir de rodillas a pedirnos perdón!
Al enemigo ¡ni seguridad jurídica!
Luego de una larga batalla, el Pingüino forzó la retirada de la firma Suez, neutralizando de esta forma los avanzados planes franco-trasandino-sionistas para extraer nuestro oro transparente y trasvasarlo del Acuífero Levingston fronteras afuera.
El embajador de Francia, en un remedo de la diplomacia de las cañoneras, juzgó con incomprensible desdén al Pastor Pingüino de “populista” y "un poco sesentaiochista".
Estas acusaciones huelen muy mal. Todos sabemos que los conspiradores desestabilizadores han tratado de manchar la inmaculada trayectoria del Pingüino (y señora) con turbias e insostenibles acusaciones de clientelismo político.
“Olvidan” que el Pingüino declaró la guerra sin cuartel a tales prácticas, ocupándose sólo de satisfacer las interminables demandas insatisfechas con su proverbial pico vertedor. Buscan también confundir al Rebaño, el Pingüino (y señora y hermana) son setentistas, no sesentaiochistas.
Y es que el gobierno de Francia sangra por la herida. Ya no podrán contar con el planeado saqueo del agua dulce argentina para solucionar sus interminables problemas de estancamiento, desempleo e inquietud social. Dominic De Villepin, frustrado, ordenó un escarmiento.
Casi podemos confirmar que la República Francesa, ante la humillante derrota que le propinara el Pingüino, decidió con malicia unirse a la campaña difamatoria de la ANK que lidera el malandrín y profesor de cachiporra Neurus. Buscan derrocar al Pingüino y colocar en el sillón pastoral a otro vendepatria.
Pero Cristina Pingüina encabezó la contraofensiva, recordándole al “olvidadizo” diplomático que “tiene que saber que está en un país soberano”, y no en una republiqueta irrelevante, como algunos cipayos nos quieren hacer creer.
¡Ya van a venir de rodillas a pedirnos perdón!
Al enemigo ¡ni seguridad jurídica!
